Cuando creé este blog pensé en ir relatando mis aventuras paso a paso, pero
entre un día y otro dejando de escribir, se hace imposible que hoy en una
entrada relate tres meses de vida. Así que comenzamos a pintar mi paisaje desde
hoy
Llegué a Santiago de Chile el 04 de abril... Cuando aterrizamos eran cerca
de las 8.15pm y solo quienes han emigrado podrán entender las emociones que me embargaban al
bajar del avión. Era de noche y mi príncipe azul dejaba de ser virtual para
convertirse en el hombre real que me
esperaba entre tantas personas… Es increíble como el mundo nos cambió con un clic
y cuando se abrieron las puertas del aeropuerto ahí estaba, en medio de todos…
y yo con mi maleta, llena de ropa, de sueños, de esperanzas… también de algunos
miedos.
Las emociones son variadas, me sentía asustada porque sabia que ahora todo
seria diferente y sobretodo porque solo lo tenia a El para apoyarme, no
estarían mis amigos, mis hermanos o mis padres… y eso es difícil, inmensamente
difícil. Sin embargo, tenerlo a El hizo que vestirme de emigrante fuese
acogedor.
Tenia una casa esperando por mi, comida caliente en la mesa y su apoyo
absoluto para que el proceso de adaptarme a mi nuevo hogar no fuese tan duro.
Eso es un regalo invaluable que me ha colocado con gran ventaja ante otros que
emigran sin planes concretos, dependiendo de la suerte o del destino.
Un par de días después de llegar salimos de paseo por la zona del Centro,
era obligatoria la foto frente a La Moneda y la primera diferencia notable al
salir a la calle fue el clima... Llegue en Otoño... una estación que solo
conocia por las peliculas, por las imagenes de caminos llenos de hojas y
los colores que tanto me gustaban. Que delicia hacerlo real... Salir a caminar
y sentir una brisa fresca en mi cara… descubrir mi nuevo mundo con cada paso…
Al principio me abrumó… Cada dia que saliamos a caminar El me relataba la
historia de cada sitio, el nombre de cada institución y las anécdotas que van
dándole vida a la ciudad… pero yo escuchaba y no podía luego recordar nada…
todo era nuevo, la gente, las costumbres, la ciudad, el clima… Creo que los
primeros días recibia tanta información sobre la ciudad que estaba a punto de
colapsar… Recuerdo que me acostaba y por las noches trataba de recordar cada
cosa, los nombres, las calles, las direcciones… y era frustrante sentir que
apenas estaba comenzando. Queria saberlo todo, sentirme comoda, segura,
sentirme parte de esta ciudad… pero no es tan sencillo, es como hacer un amigo…
debes conocerlo poco a poco y aun asi, muchas veces te sorprenderá con cosas
nuevas.
Todas las personas que he conocido desde que llegue han sido amables y
atentas, educadas… es como si se sintieran orgullosos de saber que su país fue
mi elección para una vida mejor, creo que les hace tener esperanza y muchos me
han dicho que se alegran de que aprecie los detalles que muchas veces ellos
olvidan entre tanta cotidianidad.
Me gusta la ciudad, mas allá de la contaminacion que complica las cosas, creo que es ordenada, agradable, siendo la capital, no tiene ese caos caraqueño que uno conoce, ni el ruido maracucho que ensordece, ni el calor... Me gusta la ciudad y espero poder decir de aqui a un par de años que este es mi hogar....